XAVIER BLANCH MEZQUIRIZ
Nació en
Barcelona a los tres años de edad. De familia de músicos, ya de muy pequeño se
inició en el dominio de la guitarra bajo la atenta mirada del maestro José Luís
Llopátegui. Tras cursar toda la carrera descubrió que no le gustaba nada la
guitarra ni el repertorio que con ella podía interpretar.
Después de una
penosa etapa en la que llegó a probar incluso el saxofón, se dió por vencido y
se compró un oboe, comenzando a estudiarlo en la “Escuela de Música y Pantomima
García” con el maestro Quintín Barbero, oboe solista de la Orquesta Esmeralda.
Acabó sus
estudios con las más altas calificaciones y consiguió una beca del ayuntamiento
de Jaén para trasladarse a Clermont Ferrand y perfeccionarse con Philippe
Vallet, por entonces ya un maestro consumado.
Se trasladó
luego a Bruselas para acabar su formación con los maestros René de la Champagne
y Jean Paul Sastre. Fue durante esta estancia en Bruselas que inventó el josé,
instrumento único en su estilo por ser de madera, metal y cuerda a la vez y por
requerir la presencia de animales para poder ser ejecutado con soltura.
Cuando volvió a
su país fue invitado a tocar como solista en la Orquesta Frans Xuber de Blanes
el concierto de oboe de Johann Strauss. El éxito fue tan rotundo que, a partir
de aquel momento y al igual que Claudi Arimany, es uno de los solistas
catalanes con mayor proyección internacional.
Forma,
paralelamente a su actividad como solista, numerosos grupos de cámara como el
Quinteto Sevilla compuesto por él y
cinco valencianos, el sexteto Padre-Madre en homenaje a sus queridos padres y
la Orquesta de Cámara Abebaios formada exclusivamente por músicos con algún
impedimento físico.
La composición
es un campo al que se ha dedicado desde muy temprana edad, si bien las obras
más importantes no llegarían hasta alcanzada la madurez. Son pues de esta época
sus “Sonatas para clave y saxofón” el “Quinteto de marimbas”, la “Sonata
fantasía para flautín y contrabajo” y las tres sinfonías dedicadas a su maestro
Vallet tituladas “Clermont”, “Ferrand” y “Francia en mi corazón”, esta última
escrita en Toledo durante unas jornadas dedicadas a la memoria del Maestro
Cabrero.
De su etapa
Belga son sus célebres “Mazurcas para piano de Chopin”, la sonata “Tintín” para
violín y órgano de tubos, con claras influencias de Hergé, el “Concierto para josé y orquesta” y la “Sonata para oboe solo” con
el sobrenombre de “La Terrible” por ser sus dificultades de ejecución tan
grandes que obligan al instrumentista a arrojarse por los suelos durante la
ejecución.
Forma en 1992
“El Payasete”, grupo destinado a divulgar la música entre los niños de corta
edad.
En 1994, debido
a la ingestión masiva de algarrobas, es internado en calidad de enfermo en el
Hospital Clínico de Barcelona y contrae el “Mal de Gispert”, cuyas secuelas hacen
mella en él y a partir de entonces sólo aparece en público en compañía de la
cantante Amaya de Mocedades.
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