JAUME CORTADELLAS
Nacido en
Barcelona como Claudi Arimany, inicia sus estudios de música con el doctor
Mendel Ashenbröt en el Palacete Heidelberg, centro cultural de mucho prestigio
en los años cincuenta.
Su primer
instrumento es el piano pero años más tarde prefiere pasarse a la flauta porque
“es más fácil , pesa menos y, además, te la puedes llevar de excursión” según palabras textuales del joven
Cortadellas.
Ya de pequeño
destaca por su gran capacidad de concentración y por su gran sensibilidad al
tocar según que frases.
A los doce años,
en una audición privada, es escuchado por el gran flautista Jean Luc Rampal (no
confundir con Jean Pierre, el cual escuchó a Claudi Arimany) y es invitado, con
beca, a realizar estudios en Clermont Ferrand con el propio Rampal y con
Philippe Vallet, por entonces ya una figura consagrada del oboe.
Tras estos cinco
años de estudios en Francia, vuelve a España hecho un consumado maestro. De
nada sirve al joven Cortadellas el esfuerzo realizado pues nadie quiere saber
nada de él y se ve obligado a impartir clases en la desafortunada Escuela
Femenina de Barcelona fundada por los maestros Bardagí y Alabau.
Debido a que
dicha escuela es cerrada por las autoridades, forma varios grupos de cámara
para subsistir. Cabe destacar, entre otros, el Quinteto Marina dedicado
a la interpretación de obras inspiradas en temas navales y el Grupo
Instrumental Bragulat formado por
Cortadellas y nueve músicos de color.
Habiéndole
interesado la dirección de orquesta desde años atrás, logra al fín formar, con
una subvención de la casa Frigo, la Orquesta Sinfónica la Quinta,
formación singular por estar dedicada exclusivamente a la interpretación de
célebres quintas sinfonías.
En el año 1991
realiza una gira como solista con la Orquesta Atiza, orquesta que, si
bien se dedica a la música ligera, lo hace con una dignidad poco frecuente en
este estilo. En estas giras interpreta, junto a los grandes pilares de la
música solista de flauta, temas como El Cumbanchero, Sabor a Mí y algunas
sardanas arregladas brillantemente para flauta y orquesta por el propio
solista.
Aunque el éxito
de Cortadellas frente a esta formación es notable, al volver a Barcelona se
topa con la cruda realidad: la gente sigue ignorándolo.
Tras varios
intentos frustrados de realizar el sueño de
su vida (fundar el Conservatorio Universal de Flauta) desiste y pone una
papelería en la Plaza Lluchmajor.
Actualmente está
casado, tiene un hijo y vive feliz junto a su familia y su mujer y su hijo.
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