domingo, 9 de noviembre de 2014

Sección literaria-Vidas malogradas: Lupus Cabrera y el Síndrome Monerris Planells


EL SÍNDROME MONERRIS PLANELLS

El gran Lupus Cabrera nació en Canadá, pero ya de muy pequeño fue trasladado, junto con toda su ropa, a Cambrils, localidad catalana famosa por su producción de pescado para cobardes. A los quince años comenzó a estudiar danza submarina con los buzos Jaime Venecia y Jimmy Costafreda. Sus grandes aptitudes para mostrar agilidad en situaciones comprometidas le hizo inmediatamente famoso y pasó a engrosar las filas de los Amigos del Flan, sociedad sin ánimo de lucro fundada en Palagrugell por Gaspar Marinada.

Fue en Palafrugell cuando conoció al que años más tarde sería su padre, Efrem Mona, inventor de las vacas-asiento, que iban muy bien para descansar mientras ordeñas.

Pero una sombra se cernía sobre Lupus. Al cumplir los veinte años se convirtió en las Hermanas Aguilar, que eran tres putas. Así que tuvo que dejar la danza submarina y dedicarse a prostituirse por las carreteras de La Bisbal y alrededores.

Debido a esa vida disipada, contrajo la enfermedad de Collosis, que consiste en unas pequeñas heridas en el paladar, temblores súbitos al oir la palabra "balanceo" y una tendencia a bailar en los momentos menos adecuados.

Su madre, que se había convertido dos años antes en los apuestos Hermanos Palencia, se preocupó tanto por Lupus que se trasladó a Gerona, donde las tres putas Lupus-Aguilar malvivían en una habitación alquilada sobre un taller mecánico. La madre Hermanos Palencia les ayudó a sobrevivir pagándoles los estudios de puta profesional. Pero su padre, Efrem Mona, se presentó de pronto, convertido en los Tres Pastores Guadarrama, y reclamó la custodia de las Hermanas Aguilar. La madre Hermanos Palencia presentó una querella pero perdió el juicio y ahora vive, convertida en un caballo y su jinete, en Oslo.

La relación entre las Hermanas Aguilar y los Tres Pastores Guadarrama se enrareció. Una serie de violentas peleas en las que se emplearon hierros candentes y piedras de tamaño reducido a partes iguales, acabaron con la muerte de uno de los Pastores. El cadáver recibió cristiana sepultura en Gavà.
Esto dio mucho que pensar a Lupus, convertido todavía en las Hermanas Aguilar. ¿Por qué, se preguntaron, toda su familia habíase convertido en varias personas? ¿Qué extraña enfermedad habían contraído?

Decidieron dedicar el resto de sus días a investigar esta rara enfermedad. Estudiaron biología, medicina y judo y luego fundaron el Palacio del Desnudo Masculino, un gran laboratorio ubicado en Calella de la Costa, dedicado a estudiar patologías de todo tipo. Al tercer año descubrieron que esta extraña enfermedad era el Síndrome Monerris Planells, una especie de cáncer provocado por el virus Calabria, sito en la calle Calabria 132.

Este virus tenía la propiedad de provocar que las células, alocadas, empezaran a multiplicarse de manera fantasiosa, por lo que, en vez de tumores, producían personas individualizadas y con conciencias propias. En el año 2018, Las Hermanas Aguilar localizaron otros casos parecidos ocurridos en otras familias. Notable fue el caso de un violinista que se había convertido en la Sinfónica de Logroño, o ese otro caso en el que un dependiente de unos grandes almacenes se transformó en don Joaquín Calvo Sotelo y señora.

Las Hermanas Aguilar vivieron hasta los cincuenta años y murieron de cirrosis hepática. En el momento de su muerte, se convirtieron de nuevo en un Lupus Cabrera muy desmejorado. Sus últimas palabras fueron "capacidad, verdura y vertiente".
La humanidad debe mucho a Lupus Cabrera, y así se lo ha demostrado: en la calle Aragón, a la altura de la calle Calabria, la humanidad, convertida ahora en los Primos Rivera, ha erigido una estatua que representa a Lupus fornicando con Las Tres Hermanas Aguilar a la vez.
Dios lo tenga en su gloria.

Crítica musical por Wolfgang Amadeus Morsa: Kitfluskuartet






UN DISCO REDONDO

De todos es conocido mi temperamento un tanto conservador y mi limitada visión de la realidad. A pesar de esto voy a proceder a escribir una crítica del recientemente publicado CD de KITFLUSKUARTET cuyo título desconozco en estos momentos debido a que he perdido el ejemplar que me regalaron.
Ante todo he de hacer notar que parte de la formación de este grupo (piano, violonchelo, bajo eléctrico y batería) sería muy adecuada para la interpretación de obras realmente importantes en la historia de la música. Me estoy refiriendo, como habrán adivinado los más cultos, al piano y al violonchelo. Son notables las sonatas que Beethoven escribió para dicha formación instrumental(no sé si ustedes, pobres músicos de jazz habrán oído hablar de este compositor. Si no, pueden acudir a cualquier enciclopedia). Las sonatas para violonchelo y piano constituyen para mí la cumbre de la música de cámara del período clásico.
Y yo me pregunto: ¿Por qué no tocan nada de Beethoven en este disco? ¿Por qué se limitan a tocar música ligera? Esto es un desperdicio de medios. Pero supongo que estas obras serias deben ser demasiado complejas para músicos cuya formación profesional ha quedado a medias.
Expuestas pues estas reflexiones iniciales, voy a entrar en materia:
El pianista y líder del grupo, Kitflus (bonito y extraño nombre a la vez, sin duda de origen sueco) interpreta las piezas que él mismo compone por medio de sus dedos.
No se puede decir lo mismo de Roger Blavia, el batería, puesto que este interpreta agarrando unos palos con las manos y golpeando al azar los diversos timbales y platos a los que llama batería.
Esa guitarrica llamada bajo eléctrico es tocada por Rafa Escoté. De este individuo no tengo referencias por lo cual mantendré un respetuoso silencio al respecto. Tan solo sé que ha compuesto algunos de los temas del CD y que domina los ordenadores MacIntosh con una maestría y brillantez encomiables.
En cuanto al violonchelista Manuel Martínez del Fresno, autor también de varios de los temas, a pesar de ser asturiano ha logrado un notable dominio del instrumento, si bien es una lástima que no consagre sus esfuerzos a seguir la senda que el gran Casals abrió ante él.
Las canciones grabadas en el CD que nos ocupa no es que sean desagradables. Para según quien pueden ser incluso fascinantes, si bien para ello es necesario estar en un estado anímico especial provocado por la ingestión de substancias psicotrópicas.
No obstante, la música es para mí, señores, otra cosa. La gran música ha de surgir de una reflexión intelectual profunda y amoldarse a unos cánones estéticos concretos. Tras tantos años de maravillosas obras, sonatas, sinfonías, rapsodias, cantatas, óperas, etc. a cargo de verdaderos genios de la creación musical, es una lástima que ahora surjan grupos como este y nos desbaraten lo hasta ahora conseguido.
La misión del músico no ha de ser divertir a las masas. La misión del músico, tanto en la antigüedad como en los días que corren, ha de ser acrecentar el bagaje cultural de la humanidad por medio de obras que ensalcen la magnificencia de Dios. Me apostaría lo que quieran a que estos músicos no son gente piadosa ni van a misa las fiestas de guardar. Seguramente que algunos de ellos fuman y beben alcohol o hacen cosas peores, mancillando así sus cuerpos, verdaderos templos de Dios que nos han sido otorgados como el mayor de los bienes y a los que deberíamos cuidar como oro en paño.
Y añadiría unos consejos dedicados a la juventud: Jóvenes que me leéis: no sigáis los pasos de estos músicos pervertidos. Si en momentos de debilidad vuestra fuerza de voluntad flaquea y sentís la tentación de dedicaros al jazz o a otros estilos menores, recordad que la única música verdadera es la que ensalza a Dios nuestro Señor y a Jesucristo, su único hijo. Pensad en las 150 y pico cantatas de Bach y en las pasiones que escribió y olvidad el género del jazz, género que, no debemos olvidar nunca, surgió en una época de decadencia en un país decadente y que fue desarrollado por personas impías , negros en su mayoría: Billie Holliday, prostituta en sus ratos libres, Charlie Parker, John Coltrane y Miles Davis, drogadictos y Bill Evans, que, aunque blanco, también fue proclive a la autodestrucción.
Jóvenes amigos, sed inteligentes y no os dejéis llevar por los bajos instintos. Pensad que en vosotros está la semilla de lo que será el futuro de este gran arte al que llamamos “Música” con mayúsculas.

Me cago en Dios.

Grandes óperas: El Gigante Gollipar



EL GIGANTE GOLLIPAR
(Argumento para una ópera)

                 Opera en dos actos y cinco escenas.


Personajes:

El pastor Serrador...............................................tenor
Fenerastra.......................................................soprano
El alcalde de Bilbao.......................................baritono
El Gigante Gollipar..............................................bajo
Merino....................................................tenor cómico
Hermengarda................................................contralto
Los niños Frenol, Paquinet y Sarnelio...............niños
Ovejas e invitados a una boda.........................el coro



Acto primero, escena primera:

La acción transcurre en Bilbao en el siglo V después de Cristo o antes de Cristo.
Se levanta el telón para mostrarnos un paisaje yermo y desolado. Arboles secos, hierba amarillenta, en fín, algo decepcionante. Se oye de lejos la flauta de un pastor que se va acercando. Cuando por fin aparece el pastor (que no es otro que Serrador) el paisaje mejora notablemente y poco a poco nos vamos dando cuenta de que estamos en Bilbao.
El pastor comienza entonando una romanza con su bella voz de tenor. Cuando termina, ya más satisfecho, se aposenta encima de una gran roca y comienza a merendar rodeado por su rebaño de ovejas, que son los miembros del coro disfrazados de animales.
Pero pronto, la calma que rodea la escena se ve brúscamente interrumpida por un lamentable solo de trompa que deja a Serrador y al público con muy mal sabor de boca.
De entre unos arbustos surge entonces el malvado alcalde de Bilbao que tiene aterrorizada a toda la región. Serrador se incorpora súbitamente y planta cara al alcalde, pero el alcalde lo ignora cantando el aria “Io suono il capo” que arranca grandes aplausos de entre el público.
El pastor Serrador está enamorado de Fenerastra, la bella hija del zapatero de Bilbao. Ella también le ama pero en secreto porque su padre ha prometido al alcalde que cuando su hija sea mayor de edad le concederá su mano.
La mayoría de edad de Fenerastra está muy próxima pues faltan sólo siete días para que cumpla dieciocho años. Serrador está desesperado y nos lo hace saber, una vez que se ha ido el alcalde, cantando otra aria, esta vez de un virtuosismo tan grande que da mucho que pensar.
Tras esta brillante aria, las ovejas entonan un himno enlazadas por el talle cosa que alegra, dentro de su tristeza, al pastor. Mientras esto ocurre llegan al lugar varios paseantes que iban a merendar pero, al ver semejante espectáculo, abandonan la idea y deciden irse cada uno a su propia casa terminando así la escena primera.

Acto primero, escena segunda:

Sala de estar de la casa de Fenerastra. Se hallan presentes Fenerastra, su padre Merino, su madre Hermengarda y sus tres hermanitos pequeños Frenol, Paquinet y Sarnelio. Merino y Hermengarda, en una variopinta aria, realizan todos los preparativos para la boda que será dentro de seis días.
Fenerastra, en un rincón, llora en secreto. Pero su llanto es descubierto por Paquinet quien se lo comunica a sus padres a través de la graciosa aria infantil “La mia sorella tristrestrá”. Dicha aria acaba con toda la familia abrazada y arrojando bolas de naftalina.
Pero llega Serrador y la intimidad familiar se acaba. Fenerastra se muere de ganas de abrazar a Serrador pero no se atreve, por lo que se dedica a cantar.
Serrador, haciendo acopio de valor, confiesa a Merino que ama a su hija y que, aunque sea un simple pastor, se ve capaz de hacerla feliz pues está bien dotado.
 Merino se muestra inflexible y lo que había empezado como uno de los más bellos dúos de la obra termina como una batalla campal.
Serrador se marcha de la casa airadamente pero antes hace una advertencia a Merino y a toda su familia:”Esto no va a quedar así. Voy a llamar al Gigante Gollipar”.
Ante la mención de Gollipar, Merino y su familia son presa del pánico y comienzan a correr arriba y abajo del escenario olvidando incluso los consejos del escenógrafo.

Acto primero, escena tercera:

Interior de la cueva del temible Gigante Gollipar. Niebla, estalactitas y estalagmitas, etc... Gollipar se despierta de su largo sueño de un millón de años por culpa de la invocación del pastor Serrador. Se levanta de muy mal humor y nos lo hace saber con su aria “Cuan pastossa é la mia bocca”. Termina el aria haciendo cinco flexiones para simbolizar su gran fuerza pese a haber dormido tanto.
Gollipar es un gigante que, además de poseer la fuerza de diez mil hombres mujeres y niños y de tener un coeficiente intelectual de doscientos setenta, tiene poderes paranormales y puede hacer lo que se le antoje con quien quiera y con cualquier cosa. Las leyendas de la época cuentan que él solo y con la  ayuda de un abanico y unas piernas falsas, logró acabar con los ejércitos del temible Genghis Kant, guerrero filósofo que asolaba esa región.
Se oyen unos golpes en la puerta de la cueva. Es Serrador que llama. Gollipar abre y Serrador cae de espaldas ante la terrible visión de Gollipar. Gollipar ruge pero poco a poco se le vuelve a aclarar la voz, lo que le permite cantar a dúo con su visitante.
En esta aria, Serrador le resume su historia y le pide ayuda. Gollipar responde que le parece justo y que le ayudará pero con una condición: el primer hijo fruto del matrimonio Serrador le será entregado para que lo pueda devorar.
 Serrador se sobresalta, pero eso es debido al acorde que ejecuta la orquesta al oír tan terrible noticia.
Finalmente el pastor accede y se aleja de la cueva un tanto compungido aunque cantando, como siempre.


Acto segundo, escena primera:

Es el día de la boda entre el malvado alcalde de Bilbao y Fenerastra. Los del coro ya no van disfrazados de ovejas sino de invitados y familiares. En un rincón y con torva expresión se encuentra Serrador.
Suena una marcha nupcial y entra Merino con su hija del brazo mientras los niños Frenol, Paquinet y Sarnelio llevan la cola del vestido de novia.
Fenerastra llega hasta donde está situado el alcalde de Bilbao. La ceremonia comienza. Todo transcurre con normalidad.
Pero de pronto un gran alboroto comienza a dejarse oír desde el fondo de la sala. Las mujeres chillan, los niños lloran y los hombres salen a fumar.
 !!! Gollipar ha venido¡¡¡ chillan todos.
La escena se salda con treinta y dos muertos, entre ellos algunos de los hermanos Penagos, y ciento cincuenta heridos.
El alcalde de Bilbao muere aplastado por el enorme peso de Gollipar que se sienta sobre su cabeza provocándole la asfixia.

Acto segundo, escena segunda:

Han pasado dos años y finalmente Fenerastra y Serrador felizmente casados han tenido una hija. Con el bebé en brazos cantan una aria paternal.
Alguien llama a la puerta justo cuando el aria se ha acabado.
Es Gollipar.
Llega engalanado con sus más bellos ropajes y es digno de ver.
En un tremendo trío junto con los esposos, reclama para sí el terrible tributo. Pero los esposos se niegan porque alegan que las palabras exactas de él fueron “el primer hijo ” pero no dijo nada de “ hijas “.
Gollipar, tras una encarnizada discusión, se da por vencido y vuelve a su cueva no sin antes, para calmar su rabia, destrozarles a patadas un hermoso armario de luna que les había costado un dineral.
           


FIN DE LA OPERA

Sección literaria-Vidas malogradas: Hermes Bidasoa



Hermes Bidasoa nació en Oropesa muy a su pesar. Él quería ser islandés pero las circunstancias de la vida y el hecho de que su madre era un hombre y su padre una mujer lo llevaron a nacer en ese desolado lugar del levante español del que la mayoría estamos tan hartos.

Su infancia transcurrió con total normalidad, si exceptuamos el desgraciado episodio que vivió a los siete años, cuando fue secuestrado por la guerrilla hondureña y obligado a ingerir grandes cantidades de sopa Leblanc mientras vivió en la selva.

Ya en la civilización se entregó de lleno al estudio profundo del sacabuche, instrumento que dominó en pocos meses y para el que escribiría, con tan solo doce años de edad el Concierto Psicomotriz para Pera, Gaita, Sacabuche y Uranio, obra que fue estrenada en el Gran Teatro Gigante de Reus por la Sinfónica de Caprabo dirigida por el Maestro Miramar, director muy apreciado en aquellos años, concretamente entre 1958 y 1961.
El éxito fue arrollador y Bidasoa fue aclamado durante tres horas con el público en pie para más tarde ser arrojado a un container.

Harto de la fama, Bidasoa decidió retirarse a Bilbao, donde casi nadie le conocía. Allí puso una fábrica de maderas de tamaño colosal, pero no vendió ni una debido a que los clientes se quejaban de su tamaño excesivo. Más tarde reformó la fábrica y pudo entonces fabricar maderitas pequeñas con las que el éxito estuvo asegurado. Todo el mundo adquirió maderitas y Bilbao fue una fiesta.

Y fue precisamente entonces cuando Marino Melquiades entró a formar parte de la vida de Hermes Bidasoa.

Marino Melquiades era buzo de nacimiento y guitarrista de profesión. Se sabía todas las obras para guitarra del repertorio clásico y las interpretaba como nadie; pero tenía un problema: Melquiades aborrecía la música. Tan solo tocaba por dinero, y a la larga su público lo notó. Un día, tras un concierto en el que interpretó la Partita en Mi mayor de Bach con una maestría inigualable pero soltando a la vez sonoros pedos mientras mostraba una cara de profundo asco, el público se levantó de sus localidades como un solo hombre y lo lanzaron al vacío.

Y fue entonces cuando se encontró con Bidasoa, que acababa de ser lanzado a su vez al vacío por Los Paraguayos, grupo al que repetidas veces había humillado en público por unas discrepancias acerca del tamaño adecuado del pelo.
Así nacería una asociación profesional que llegaría a ser tan famosa como la de Lennon y McCartney, Gilbert and Sullivan o Dory and Gray. ¿Quién no conoce las Barritas Bidasoa o los Transmutadores Melquiades? Yo no, pero hay gente que sí.

Todos estos productos fueron obra de esta famosa pareja. Desde su asociación en 1973, el mundo ya no volvió a ser lo que era. Una verdadera revolución supuso el invento, por parte de estos dos genios, del Elevacarne Molster, un aparato que, por medio de unos complejos mecanismos dotados de un sistema hidráulico de su propia invención,  permitía a las amas de casa elevar bistecs a alturas hasta la fecha inconcebibles. Y también supuso un enorme avance tecnológico el Neocox Filbert, invento que solucionaba los problemas con el calzado.

Pero una sombra se cernía sobre el tandem Bidasoa-Melquiades.

Melquiades sintió de pronto la llamada de la naturaleza y un jueves abandonó súbitamente a Bidasoa para vestir de nuevo su traje de buzo de nacimiento y sumergirse en las oscuras aguas de Lago Piscolabis para no volver jamás.

Bidasoa, que anteriormente ya había mostrado una predisposición al llanto, ante esta situación, se sumió en el más profundo de los anonimatos. Poco a poco dejó de ingerir alimentos orgánicos para alimentarse a base de ropa y jarabe. Dejó de cortarse el pelo, cosa que alegró a Los Paraguayos, y descuidó su aseo personal hasta un grado tal que un buen día, yendo a una fiesta en la que pensaba adquirir algo de sopa, sufrió un desprendimiento de culo y murió horas más tarde sin haber recibido los últimos sacramentos.

Su cuerpo descansa en Ávila, pero su alma vive todavía con todos nosotros en Sant Adrià del Besós.