Mi primer neumotórax lo tuve este verano pasado. Había ido
unos días a Gandía, a la casa de Astor Vilanova, un amigo del colegio, porque
en mi casa hace mucho calor en agosto y mis padres dicen que no lo aguantan y
ellos se fueron a pasar unos días con la tía Enriqueta pero yo me aburro y
preferí ir con Astor, que tiene una piscina y un Ping Pong y siempre le gano,
aunque él diga que no. Cuando llegué, después de un viaje en tren que me gustó
porque miraba por la ventana y me imaginaba que iba en tren, me recibió Astor
con un perro que se llamaba Ulises que era pequeño y de un primo suyo. Ulises
no mordía pero a mí me daba asco porque me lamía y siempre me apartaba. Y un
día, huyendo de Ulises me caí por un desnivel de dos o cinco metros de altura y
caí de lado y me pegué un golpe muy grande en el costado. Y entonces pensé que
me moría porque no pude respirar, Y la familia de Astor, sus padres y sus dos
hermanos y una vieja que hay por allá que no sé si es tía o abuela, me llevaron
en coche a una clínica que había un doctor con bata y una enfermera con una
cara rara y me dijeron que no me preocupara, que se me había deshinchado un
pulmón y que ahora me lo iban a hinchar. Que esto se llamaba neumotórax. Y me
pincharon en un lado para hincharme con aire el pulmón derecho. Y después me
estuve unas horas y me hacían pruebas. Y este fue mi primer neumotórax. Después
volví a mi casa y mis padres me dieron unos besos y mi hermana Venus me dio
besos y mi hermano Israel no, que dice que es de maricas.
Félix Aguilera
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